¿Carlota Casiraghi busca en Barbizon el Saint Rémy de Carolina de Mónaco?
La princesa Carolina eligió la Provenza como lugar de residencia en sus momentos más difíciles.
Geográficamente Barbizon, al norte de Francia, y Saint-Rémy-de-Provence, al sur del país, no pueden estar más distantes en el perímetro galo, pero sentimentalmente hablando tal vez estén colindando para Carlota Casiraghi y Carolina de Mónaco como los refugios donde madre e hija se marcharon para superar penas del corazón (incomparables por supuesto) y donde empezaron una nueva vida. Después de Mónaco, Londres, París, Los Ángeles y Roma, Carlota se ha mudado al pintoresco pueblecito francés de Barbizon, poniendo tierra de por medio con el que ha sido su último domicilio y el escenario donde ha vivido su historia de amor con Lamberto Sanfelice, en un regreso al pasado, a los felices años de la juventud, divino tesoro, y a la existencia que la princesa Carolina eligió para ella.

Y es que Barbizon, comuna francesa del departamento de Sena y Marne, mítico lugar para la pintura pre-impresionista francesa y albergue de artistas que buscan inspiración en idílicos paisajes de la naturaleza, limita con el bosque de Fontainebleau, la ciudad donde la princesa Carolina se estableciera durante sus años con Ernesto de Hannover tras su retiro en La Provenza y donde Carlota Casiraghi estudiara sus últimos cursos de la secundaria y diera sus primeros pasos como jinete. Por sus calles la sobrina de Alberto de Mónaco ha sido fotografiada como una más de la zona, luciendo ropa deportiva, cargando bolsas con la compra diaria o llevando a su hijo, Raphaël, en brazos de camino al jardín de infancia donde le ha matriculado. Porque la vida sigue, aunque cueste un giro radical volver a encontrar la felicidad perdida en la nueva soledad.
Quién es Carolina de Mónaco: La Princesa que Renovó la Corona
En el corazón de la aristocracia europea, donde la tradición y la modernidad se entrelazan, emerge la figura de Carolina de Mónaco, una mujer cuya vida ha sido tan fascinante como controvertida. Hermana mayor del príncipe Alberto II y miembro de la familia Grimaldi, Carolina no solo ha sido testigo de los cambios en el Principado, sino que también ha jugado un papel crucial en su transformación. Su elegancia, su compromiso con causas sociales y su resiliencia ante las adversidades la convierten en un personaje indispensable para entender la monarquía contemporánea.
Infancia y Educación: Los Años de Formación
Nacida el 23 de enero de 1957 en el Palacio Principe de Mónaco, Carolina de Mónaco es la primogénita de Rainiero III y la icónica actriz Grace Kelly. Desde pequeña, estuvo inmersa en un mundo de protocolo y glamour, pero también bajo el escrutinio público. Su educación fue tan rigurosa como ecléctica: estudió en el Colegio Femenino de San Carlos en Mónaco, luego en el internado suizo de St. Mary’s School, y finalmente se graduó en Filosofía en la Sorbona de París.
Su formación académica y su dominio de cinco idiomas (francés, inglés, italiano, alemán y español) reflejan su perfil cosmopolita, una cualidad que más tarde definiría su labor diplomática.
Matrimonios y Vida Personal: Entre el Amor y el Escándalo
La vida sentimental de Carolina ha sido un tema recurrente en la prensa rosa. Su primer matrimonio, con el playboy francés Philippe Junot en 1978, duró apenas dos años y estuvo marcado por rumores de infidelidades. Sin embargo, fue su unión con el empresario italiano Stefano Casiraghi, en 1983, la que capturó la atención mundial. Juntos tuvieron tres hijos: Andrea, Charlotte y Pierre. La tragedia llegó en 1990, cuando Casiraghi falleció en un accidente de moto acuática, dejando a Carolina viuda a los 33 años.
En 1999, contrajo matrimonio con el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, un enlace que generó polémica debido a las acusaciones de maltrato y escándalos financieros que perseguían a su nuevo esposo. A pesar de todo, Carolina ha mantenido una imagen serena, priorizando el bienestar de sus hijos y su rol público.
Rol en la Familia Real: La Columna Vertebral de los Grimaldi
Mientras su hermano Alberto II asumió el trono en 2005, Carolina de Mónaco se consolidó como la piedra angular de la familia. Durante años, ha sido la representante no oficial de la corona en eventos internacionales, especialmente en ausencia de su hermano. Su labor filantrópica es igualmente notable: preside la Fundación Princesa Grace, dedicada a apoyar a artistas emergentes, y ha trabajado con organizaciones como AMADE Mundial para proteger los derechos de la infancia.
Su influencia se extiende más allá de Mónaco. En 2014, fue nombrada embajadora de buena voluntad de la UNESCO, un reconocimiento a su compromiso con la educación y la cultura.
Icono de Estilo y Cultura Pop
No se puede hablar de Carolina sin mencionar su impacto en la moda. Heredera del estilo clásico de Grace Kelly, ha sido musa de diseñadores como Chanel y Dior. Su elegancia atemporal la ha situado en las listas de las mujeres mejor vestidas del mundo durante décadas.
Pero su legado cultural va más allá de la moda. En los años 80, lanzó una línea de libros infantiles y, más recientemente, ha apoyado festivales de arte y música en Mónaco, reforzando el perfil cultural del principado.
Reflexión Final: El Legado de una Princesa Moderna
Carolina de Mónaco es mucho más que una aristócrata: es una mujer que ha sabido navegar entre la tradición y la modernidad, entre la tragedia personal y el deber público. Su vida es un testimonio de resiliencia y sofisticación, y su labor ha sido clave para mantener relevante a la monarquía monegasca en el siglo XXI.
En un mundo donde las coronas buscan reinventarse, Carolina demuestra que el verdadero poder no está solo en los títulos, sino en la capacidad de adaptarse y servir. Su historia sigue escribiéndose, pero una cosa es segura: Carolina de Mónaco ya ha dejado una huella imborrable.
Fuente. HOLA
