Kirk Douglas, último superviviente del Hollywood dorado, cumple 100 años
Parece lógico que Kirk Douglas haya sobrevivido a sus contemporáneos, teniendo en cuenta que en las películas en las que ha participado, ya fuera detective, pistolero o boxeador, normalmente era el último en mantenerse en pie. Este 9 de diciembre celebra su 100 cumpleaños rodeado de su dinastía de Oscar, incluyendo a su hijo Michael Douglas y su nuera Catherine Zeta-Jones.
Poco antes de celebrar esta cifra redonda, el protagonista de Wall Street comentaba que su padre se encuentra «muy bien», palabras que refrendaba su mujer poco al asegurar que su suegro se mantiene «tan guapo y encantador como siempre». De hecho, el titán de Hollywood conserva el brillo en los ojos y el ingenio del que siempre ha hecho gala. «Por lo menos todavía estoy vivo», dijo entre bromas en una reciente entrevista el veterano actor, quien hasta bien entrados los 90 era capaz de recrear la famosa escena de la película Espartaco.
Tenía siete años cuando Kirk decidió convertirse en actor después de haber participado en una obra de teatro. «Aplaudieron y desde ese momento he estado buscando lo que sentí entonces”, aseguró en la revista Hollywood Reporter. Por supuesto, ha habido muchos más aplausos para la estrella de cine, cuya vida cuenta con más giros y vueltas de guion que una película de género fantástico, entre ellos un accidente de helicóptero y un accidente cerebrovascular que le obligó a volver a aprender a hablar.
Douglas comenzó a buscar el éxito en Amsterdam, una ciudad en el norte de Nueva York, donde nació en el seno de una familia de inmigrantes judíos rusos. Issur Danielovitch –como en realidad se llama- era el único varón de los siete hermanos, que anhelaba escapar de la pobreza, el antisemitismo de su vecindario y la atmósfera femenina de su casa – su padre, un hombre muy duro, nunca estuvo muy cerca de él.
Un amigo le convenció para que se presentara en la Universidad de San Lorenzo, donde llegó a la Oficina del Decano para solicitar la admisión con 163 dólares en el bolsillo. Poco después, cambiaría su nombre y ganaría una beca para la American Academy of Dramatic Acts, donde tendría como compañera de estudios a Lauren Bacall, quien al darse cuenta de lo fino que era el abrigo de Douglas habló con su tío para que le diera uno de los suyos, que el actor usaría durante dos años. En 1943, Kirk se casó con otra compañera de clase, Diana Dill, que se convertiría en la madre de sus hijos Michael y Joel.
En solo una década, el intérprete consiguió tres nominaciones al Oscar por El ídolo de barro (1949), Cautivos del Mal (1952) y El loco del pelo rojo (1956). Para entonces su relación con Diana ya estaba muy tocada. «Él era, y es, increíblemente enérgico, un hombre muy varonil que amaba a las mujeres, tal y como mi madre descubrió rápidamente», dijo su hijo Michael en una entrevista en The Guardian. Dieciocho meses después de instalarse en California, fue tiempo suficiente para que se casara con Anne Buydens, una productora y actriz con la que tuvo dos hijos, Peter y Eric.
Douglas parecía preparado para asentarse en su vida personal pero no en la profesional, en la que siguió siendo un rebelde. Era como si dentro de él todavía viviera el pequeño Issy, que un día, cansado de ser amedrentado por su padre, le roció con una cucharada de té caliente mientras sus hermanas contenían la respiración.
Un ejemplo de su rebeldía fue cuando un director le pidió que disimulara el famoso hoyuelo de su cara. «Esto es lo que usted está consiguiendo”, le dijo Douglas, que se negó y montó su propia compañía. Tiempo más tarde, cuando Hollywood se encontraba bajo la sombra del macartismo, decidió contar como guionista a Dalton Trumbo, que se encontraba en la temida lista negra bajo la sospecha del acusado de tener afinidades comunistas. «He hecho más de 85 películas pero lo que más me enorgullece es romper la lista negra», dijo.
También debe estar orgulloso de los millones que ha donado a causas benéficas, la última en su 99 cumpleaños, cuando entregó 14 millones de euros a un Centro de enfermos de Alzheimer. Desafortunadamente el dinero no lo ha aislado de la tragedia. En 1991, Kirk sufrió un accidente de helicóptero en el que otras dos personas murieron y en 2004, su hijo Eric murió de una sobredosis de drogas.
Tras su derrame cerebral, el veterano actor volvía a hablar por primera vez en público después de recoger el Oscar Honorífico. En ese momento solo pronunció una palabra, ‘gracias’, aunque ante un público de 2.000 personas puesto en pie tenía que decir algo más y de nuevo fue un mensaje de agradecimiento. «Esto es para mi esposa Anne. Te amo.»
Fuente.HOLA