Recrea en cartón a los ancianos de una aldea china
En cartón y pegamento, las esculturas ennoblecen el material, cada curvatura contribuye a hacerlos más reales, se arman de carácter aunque estén huecas. Los ancianos visten con ropa amplia y abrigosa, con modestia y comodidad, algunos sonríen como si tuvieran delante a un niño; otros parecen soñar despiertos o bucear entre los recuerdos.
Estadounidense y de ancestros chinos, Warren King viajó a China por primera vez hace seis años. El objetivo era visitar Shaoxing, con alrededor de 5 millones de habitantes y famosa por su vino de arroz, la ciudad prefectura en la que está la aldea de la que eran originarios los abuelos del artista.
Aunque se marcharon hace medio siglo, encontró todavía a gente que los recordaba, conexiones lejanas y rotas. Los hombres y mujeres memoriosos inspiraron una serie de esculturas en las que recrea a tamaño natural a los habitantes del pueblo, del que no menciona el nombre.
“Su trabajo no es tanto sobre los individuos representados, sino sobre los intentos del artista para entenderlos y sobre las limitaciones de esos esfuerzos”, escriben desde la galería finlandesa Sculptor de Helsinki, que recientemente exhibió la colección de esculturas. El autor muestra en su página web a cada anciano de cartón iluminado con la blanca luz sueca —estuvo hasta este verano residiendo en Estocolmo— y en un vacío tranquilo, con tiempo libre suficiente como para contestar a cualquier pregunta. En el envés de la escultura, se ve la estructura desnuda como la de una marioneta, desvelando el virtuosismo técnico de King en cada fragmento de cartón.
Fuente.2omin