Confirman que el mercurio de los empastes dentales no es un riesgo para el organismo
El procedimiento habitual para tratar una caries consiste en eliminar la zona afectada del diente y reconstruir la pieza con material de relleno –o ‘amalgama’–. Un proceso comúnmente conocido como ‘empastar’ en el que los protagonistas, además del dentista y el paciente, son el temido torno dental y la amalgama. Pero, ¿de qué está hecha esta amalgama? Pues en el caso de los tradicionales, son el resultado de la aleación de mercurio con otros metales. Una composición que, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Georgia en Athens (EE.UU.), podría incrementar los niveles de mercurio en la sangre. Sin embargo, a pesar de este aumento, la concentración sanguínea del metal sigue siendo totalmente inocua, incluso en aquellas personas que han tenido que portan muchos empastes.
Como indica la Asociación Americana de Odontología (ADA) a propósito de los resultados de este estudio publicado en la revista «Ecotoxicology and Environmental Safety», «los niveles de mercurio citados en el estudio no exceden aquellos que, de acuerdo con la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS), se sabe que causan efectos adversos sobre la salud».
Más de ocho empastes
El estudio tuvo por objetivo evaluar si los empastes dentales conllevan un incremento a largo plazo de las concentraciones de mercurio en el organismo. Y para ello, analizaron los historiales médicos y dentales de 14.703 personas participantes en las Escuelas Nacionales de Salud (NHANES) de Estados Unidos en los años 2003-2004 y 2011-2012.
Como explica Xiaozhong Yu, co-autor de la investigación, «la preocupación sobre la posible exposición al mercurio procedente de los empastes dentales no es nueva, pero los estudios realizados previamente han ofrecido unos resultados inconsistentes. Así, nuestro trabajo ha tratado de ofrecer los niveles más precisos de exposición, que constituirán la base científica para un futuro establecimiento del riesgo».
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