Con conexiones súper rápidas y teléfonos móviles último modelo, Corea del Sur está orgullosa de estar entre los países más desarrollados en tecnología. Alrededor del 90% de los 50 millones de habitantes tienen un teléfono inteligente, lo que representa la tasa más elevada del mundo. Pero en esta sociedad patriarcal, no precisamente conocida por defender los derechos de las mujeres, nació un ejército de ‘voyeurs’ amantes de la tecnología. Muchos se sirven de aplicaciones especiales para mirar por debajo de las faldas de las mujeres sentadas en sus escritorios, o en las escaleras del metro. Cámaras de espionaje graban el interior de los baños públicos y de los probadores. Según las estadísticas de la policía, la cantidad de delitos “molka” pasó de 1.100 a más de 6.600 entre 2010 y 2014. Para luchar contra los casos de “molka”, la policía ofrece recompensas a aquellos que los señalen y la municipalidad de Seúl reclutó a decenas de mujeres para desenmascarar las cámaras ocultas.